martes, 21 de abril de 2009

LO QUE NO HIZO ALFONSIN

Aldo Neri

Para LA NACION

Martes 21 de abril de 2009
Publicado en edición impresa

Muchos nos hemos conmovido con las extendidas muestras de afecto que desencadenó la muerte de Alfonsín. Ello abarca una explícita revalorización tanto de atributos personales cuanto de hechos trascendentes de su gobierno: su honestidad, su capacidad de diálogo; la paz con Chile; el logro de un reconocimiento internacional al país; la creación del Mercosur; el juicio a las juntas militares y a las cúpulas guerrilleras. Pero sería justicia incompleta ubicar su protagonismo sólo en la pasada reconstrucción de un país democrático y pacífico. Alfonsín vale por lo que hizo, pero también por lo que no hizo, pero hubiera querido hacer.
Todo gobernante es siempre hostigado por la coyuntura, más aún en circunstancias de enfriamiento económico, fuerte pugna distributiva, amenaza corporativa y turbulencia política, tal como se dieron en los duros años 80. Pero la vocación y la capacidad de mirar más allá del horizonte en llamas, cuando ella existe, es lo que le otorga a ese gobernante escala de estadista.
Alfonsín tuvo la ilusión de que el país comenzaría a revertir su secular estructura centralista en lo político, concentrada en lo económico y demográfico, y profundamente desigual en lo territorial y social. Para ello impulsó el estudio de una reforma constitucional que limitara nuestro presidencialismo, fortaleciera nuestro Parlamento y un federalismo más sustantivo que el de los textos legales (parte de esto pudo recogerse en la reforma del 94). Y a esa inspiración apuntaba el proyecto de trasladar la Capital y promover el desarrollo patagónico.
Y allí apuntaba también, desde aquella ilusión, la pretensión de recuperar virtudes perdidas por la educación argentina, como la universalidad igualitaria en el acceso a altos niveles de calidad: y para eso se promovió el Congreso Pedagógico Nacional. Y con la misma inspiración, el proyecto de seguro nacional de salud, como servicio que respondiera a las necesidades de las personas, y no las tamizara a través de su condición socioeconómica.
Entonces quedó también pendiente el proyecto de democratización de la vida sindical, para que los trabajadores dejaran de ser rehenes de una estructura vertical y anquilosada. Así como la consolidación de un fuerte movimiento cooperativo, que diera a la economía social la participación deseable en la generación de riqueza.
Pero "ilusión" puede significar tanto "espejismo" como "esperanza viable". Las suyas, ya en boceto o proyecto desarrollado, fueron tierra conquistable pero postergada, en una sociedad atornillada en el cortoplacismo.
En suma: hay una agenda pendiente desde las iniciativas del Alfonsín gobernante o predicador político, que no tuvieron continuidad, y esa agenda queda en el patrimonio moral y político de su pueblo. Desde esta perspectiva los grandes se instalan en nuestro futuro y siguen vigentes, más allá del recuerdo agradecido.
Un personaje de André Malraux, en El tiempo del desprecio , dice: "Sé cuánta fuerza se necesita para hacer una bondad que sirva de algo". Alfonsín también lo sabía.

El autor fue ministro de Salud durante el gobierno de Raúl Alfonsín.

viernes, 17 de abril de 2009

EL CONURBANO, NUESTRO FIEL ESPEJO

Miércoles 15, Abril 2009

Desde hace décadas, el Gran Buenos Aires suma problemas variados de resolución incierta. De allí que el desafío que plantea sea un tema nacional y luego provincial, dado que depende más de políticas globales que de meros retoques locales.




Por: Aldo Neri
EX MINISTRO DE SALUD,
EX DIPUTADO NACIONAL


Hay muchas posibles lecturas de la Historia, desde el relato sobre los protagonistas más notorios, pasando por el de las efemérides, hasta la comprensión de una determinada realidad actual como resultante de fenómenos del pasado. Desde este último punto de vista, la realidad del conurbano porteño es el relato de un modelo de desarrollo económico, social y político con vigencia secular en el país, más allá de ocasionales desvíos o contradicciones. Argentina se organizó y consolidó como país centralista, a pesar de la voluntad de no pocos próceres y de los decires constitucionales. Con esta asimetría de poder se articularon otras en lo económico, demográfico y social que no necesariamente siguen límites geográficos. Por ello, la cosa no es tan simple como la ciudad capital y su provincia vecina confrontados al interior. Así, el conurbano bonaerense es un espejo fiel, en pequeña geografía, de aquellas asimetrías de carácter nacional. Sin fatigar con números por otra parte disponibles, recordemos que allí vive un cuarto de la población argentina, con la mayor concentración de pobres del país, y la zona genera una elevada proporción del producto industrial. A la par, carencias serias en infraestructura urbana, agravadas por la densidad de población; muchos guetos -no barrios- de clase alta, media y marginal, y un ejercicio de la política signado por la inmediatez y la irresistible tentación de la demagogia. Y allí nomás, cruzando una avenida, la hermana bella, insolente y rica, Buenos Aires, cuyo ingreso per cápita multiplica el del promedio de los argentinos. Y esa realidad es la culminación de un largo proceso jalonado por hechos con denominaciones conocidas: políticas de distribución de la tierra y de red de transporte y comunicaciones en el siglo XIX, régimen nacional de aduanas e impositivo y sus criterios de coparticipación, cultura y política cuasi feudal en muchas provincias, localizaciones que tuvo el impulso sustitutivo de importaciones que expande la industria en el siglo XX, migraciones internas inducidas tanto por los factores anteriores cuanto por la tecnificación de la actividad rural y las expectativas de mayor bienestar que siembra la urbanización. Y todo, también, expresado en una evolución social signada en el siglo XIX por extremas desigualdades, que después del Centenario y hasta principios de los setenta se atenúan por el dinamismo de la movilidad social, para luego desandar el camino y cristalizar hoy en una dualidad de polos ciudadanos sólo ligados por la inequidad.Insistamos: el conurbano es el más fiel espejo argentino. De allí que el desafío que plantea sea, ante todo, un problema nacional y sólo luego provincial, dado que su destino está mucho más dependiente de políticas globales que de retoques locales.Una primera evidencia es que no se debería seguir ignorando que la megalópolis que integra con la ciudad exige, en muchos aspectos, una gestión unificada. Lamentablemente, las barreras jurisdiccionales argentinas han servido más para trabar progresos que para evitar atropellos. Una política madura -hoy inexistente- debe superarlos mediante acuerdos, y la ley tiene instrumentos. En ellos, la esfera nacional tiene que ser un protagonista importante.Trasladar la Capital y desarrollar la Patagonia, como parte de un plan de descentralización federalista y reforma del Estado, fue un proyecto frustrado y desacreditado de no hace tantos años. Más allá de la discusión sobre bondades y vicios del proyecto, constituyó un acto de conciencia política frente a las perversiones del modelo que engendrara patologías que el conurbano patentiza. Recordarlo sirve como afirmación, no del proyecto, sino de que Argentina necesita mirar también el largo plazo, entre otras cosas por lo que ello vivifica la iniciativa y la esperanza.Si en las crisis sólo se puede atender lo coyuntural, y en las bonanzas sólo el regocijo, nunca hay espacio para la idea política de cambio. Pero los cambios se producen de todos modos, aunque entonces desligados de una voluntad e interés de conjunto, y centrados sólo en la ventaja inmediata de los más fuertes, a pesar de que la retórica escuchada diga otra cosa. Antonio Machado escribió que "hoy es siempre todavía". Sería el mejor festejo del bicentenario evidenciar que lo estamos aprendiendo. Y el conurbano también lo agradecerá.

miércoles, 15 de abril de 2009

ATRAPADOS SIN SALIDA



Estimad@s amig@s

Esta nota publicada en Pagina 12 el domingo 5 de abril sobre la situacion de grave vulneracion de derechos de adolescentes varones y mujeres en la Ciudad de Bs As, evidencia el mal gobierno de Mauricio Macri en un area tan sensible, como son las politicas publicas hacia niños, niñas y adolescentes.
Veran por la nota que tanto el Consejo de Niños,
Niñas y Adolescententes, como la Direccion de Salud Mental del Ministerio de Salud y la Direccion de Niñez del Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad estan incumpliendo las leyes 114 y 448, de creacion del Consejo y de salud mental respectivamente. Ademas de no actuar frente a graves vulneraciones de los derechos de niños, niñas y adolescentes de la CABA. Lamentablemente estos niños, niñas y adolescentes no tienen voz para que sus reclamos sean conocidos, por eso les agradezco difundan esto para que no queden ignoradas estas vulneraciones de derechos y esta ausencia de quienes deben hacerlas cumplir.

Mabel Bianco

Página 12 SociedadDomingo, 5 de Abril de 2009


EL GOBIERNO PORTEÑO MANTIENE DOPADOS EN NEUROPSIQUIATRICOS A CHICOS EN DESAMPARO SOCIAL


Atrapados sin salida


Son adolescentes que fueron derivados por hechos puntuales a alguna clínica neuropsiquiátrica y nunca más pudieron salir. Documentos del propio Gobierno de la Ciudad reconocen que están sobremedicados y que no hay motivos para que sigan allí. Tienen el alta médica, pero ningún organismo oficial se ocupa de ellos.
Por Mariana Carbajal
El gobierno porteño mantiene encerrados en una clínica privada neuropsiquiátrica a cuatro chicas adolescentes y un varón de 15 años con historias de profundo desamparo social y familiar, a pesar de que existen expresas indicaciones de profesionales del área de Salud Mental y de supervisores de la Dirección de Niñez del Ministerio de De-
sarrollo Social de que deben ser dados de alta y derivados a casas de medio camino u hogares con talleres terapéuticos, entre otras posibilidades de externación. Una de las chicas, incluso, tiene la posibilidad de vivir con una hermana si su familia recibiera un subsidio habitacional. Sin embargo, la única receta que les ofrecen es más encierro y en algunos casos sobremedicación. Por esos cuidados y esa atención, Desarrollo Social paga por día por cada jovencita entre 100 y 150 pesos. Otros cuatro chicos, de 13 a 15 años, tienen alta médica en el Hospital Neuropsiquiátrico Infanto Juvenil Tobar García y tampoco el gobierno les ofrece una alternativa para dejar esa institución. La Asesoría General Tutelar de Menores e Incapaces, que encabeza Laura Musa, expresó ya su preocupación al gobierno porteño por la grave violación de los derechos de estos chicos y chicas.
Las jovencitas tienen entre 16 y 21 años, vivieron gran parte de sus vidas en institutos, bajo la tutela de juzgados civiles. Llevan internadas en un neuropsiquiátrico privado entre veinte meses y cinco años en condiciones asimilables a la tortura, según describe un informe elaborado por especialistas del Programa de Atención Comunitaria de Trastornos Mentales en Niños, dependiente de la Dirección General Adjunta de Salud Mental, del Ministerio de Salud. El documento, que remitió ese ministerio al de De-
sarrollo Social y al que accedió Página/12, indica que en los últimos meses en la clínica privada Nuestra Señora de Luján, del barrio de Palermo, recibieron diariamente cócteles de varias drogas para mantenerlas dopadas, tuvieron como comida principalmente fideos, no se les ofreció la posibilidad de realizar actividad física ni salir cotidianamente a un patio y mucho menos, a pasear por el exterior. El informe señala que “resulta llamativo lo prolongado del tiempo de las internaciones tratándose de niños y adolescentes”. Muchas de las chicas “previamente estaban alojadas en casas de medio camino” pertenecientes a la misma institución o provenían de otros hogares. “Cuando se pregunta sobre el porqué una vez resuelta la crisis que presentan las adolescentes en el momento de la consulta no regresan al dispositivo anterior, refieren que es porque no se adaptan o principalmente porque no tienen ya el lugar en dicho dispositivo”, afirma el informe. Y advierte que “durante estas prolongadas internaciones en los períodos de estabilización de los pacientes no se trabaja sobre un proyecto de externación”.
Lo más llamativo es que desde hace varios meses están al tanto de esta situación la ministra de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal; la directora general de Niñez y Adolescencia, María Vanesa Wolanik; la presidenta del Consejo de Derecho de Niños, Niñas y Adolescentes, Jéssica Malegarie, y el área de Salud Mental del gobierno porteño. Lucía Quiroga, la última titular de la Dirección Adjunta de Salud Mental, del Ministerio de Salud, renunció hace tres semanas. El cargo continúa vacante.
En la reunión plenaria del Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Cdnnya), que se realizó días pasados, estaba previsto que las autoridades porteñas de Salud Mental presentaran un informe sobre el área de los temas vinculados con niñez. Unos días antes de la fecha se anunció que cambiaba el temario.
“Están cometiendo una privación de la libertad de las adolescentes que tienen que ser externadas. Pero a pesar de conocer la situación el Gobierno de la Ciudad no hace nada. Sabían que la clínica donde las mantuvieron en los últimos años era mala y no tuvieron la capacidad de ubicarlas en otras instituciones, como hogares de medio camino, es decir, de generar otras opciones de vida para ellas”, cuestionó duramente Mabel Bianco, titular de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), vocal del Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la ciudad en representación de las ONG. Bianco señaló que además el gobierno porteño está violando la Ley 448 de Salud Mental, que en su artículo 15º establece que “las personas que en el momento de la externación no cuenten con un grupo familiar continente serán albergadas en establecimientos que al efecto dispondrá el área de Promoción Social”.
Hasta el 18 de febrero, las seis adolescentes estuvieron internadas en la clínica Nuestra Señora de Luján. Un incendio en sus instalaciones obligó al gobierno porteño a trasladarlas. La fatalidad las sacó de una institución que les brindaba una atención siniestra. El convenio con esa clínica fue heredado por el gobierno porteño de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Sennaf) a fines de octubre de 2007. Pero a pesar del informe lapidario sobre la atención que brindaba a las seis chicas, el gobierno porteño las mantuvo allí.
“A partir del incendio, las adolescentes fueron enviadas a la clínica psiquiátrica San Jorge, de Lanús Oeste, con la cual la ciudad ni siquiera tenía un convenio firmado que le permitiera al menos controlar y supervisar la atención. Es una barbaridad lo que están haciendo con estas chicas”, dijo a Página/12 José Machain, vocal en representación de la Legislatura del Cdnnya.
“El tiempo de internación (en una clínica psiquiátrica) debe ser el menor necesario y sólo en el momento agudo. Cuando dicho cuadro cede el paciente debe externarse y continuar con su tratamiento en forma ambulatoria”, advirtió a las autoridades de Niñez el equipo del Programa de Atención Comunitaria de Trastornos Mentales en Niños, que inspeccionó la clínica Nuestra Señora de Luján entre septiembre y noviembre. “Por no contar con una familia o un lugar donde vivir ningún niño ni adolescente puede permanecer en internación psiquiátrica, tanto en un efector público como privado, situación que se observa en varias adolescentes que están internadas en la clínica”, alertó. Y denunció que en la Clínica Luján “no se trabaja la inclusión social de los adolescentes” ni “se toma como modalidad el dispositivo de acompañamiento terapéutico especialmente por fuera de la institución ni la inclusión en espacios educativos y/o laborales”.
También advirtió que la única estrategia que se les ofrece a las adolescentes es “el encierro y la medicación”. “Estrategia fallida ya que se ha observado que a mayor encierro, más dosis de psicofármacos y más crisis de excitación o autoagresión, lo que ubica a las jóvenes muchas veces en un sin salida”, apuntan.
El lunes, abogadas de la Oficina de Salud Mental y Derechos Humanos de la Asesoría General Tutelar de Menores e Incapaces realizaron una inspección a la clínica San Jorge. Cuando llegaron, se encontraron con dos preguntas insistentes de las cuatro chicas y el muchachito, que les paralizó el corazón: “¿Cuándo nos vamos? ¿Nos vinieron a buscar?”.
“La situación en la que están estos chicos es muy grave. Es una clínica para adultos, que no está especializada en el trato a niños y adolescentes. No existe escuela ni proyectos de revinculación. Siguen sobremedicados. La misma clínica les informó a los juzgados que intervienen en cada caso, el 9 de marzo, que ese lugar no era el adecuado para mantenerlos, pero ninguno tomó una decisión y tampoco el gobierno porteño”, señaló la abogada Clarisa Adem, de la Asesoría General Tutelar de Menores e Incapaces de la ciudad. Musa le advirtió al gobierno porteño que debe ofrecer a los chicos en forma urgente alternativas para vivir.




miércoles, 1 de abril de 2009

RAUL ALFONSIN - Una vida dedicada a la lucha y a la política











Fue abogado y ensayista, afín a las ideas del liberalismo y el humanismo socialista francés.
Su figura gravitó en la política argentina desde antes y hasta mucho después de que ocupara la Presidencia.
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Raúl Ricardo Alfonsín nació el 12 de marzo de 1927 en Chascomús.
Fue el primer hijo, primer sobrino y primer nieto de una familia de clase media. Heredó de su madre, Ana María Foulkes, el tesón irlandés, y de su padre, Serafín Raúl Alfonsín Ochoa, la vehemencia gallega y la afiliación al radicalismo.
En 1945 egresó del Liceo Militar con el grado de subteniente de reserva. Pero no estaba destinado a los cuarteles y ese año inició una comprometida militancia de más de medio siglo.
En ese tiempo, se casó con María Lorenza Barrenechea y tuvo seis hijos; se recibió de abogado en 1950 en la Universidad de La Plata; fundó los periódicos El Imparcial e Inédito; tuvo distintos cargos partidarios, desde jefe de comité a líder máximo de la UCR; reconoció como referentes políticos a Ricardo Balbín y Arturo Frondizi; y transitó todos los cargos que le tocaron en destino: diputado provincial, nacional, senador y, claro, Presidente.
Viajó por el mundo, se acercó a las utopías del socialismo alemán y el humanismo francés y se identificó con el ideario latinoamericano de la autodeterminación de los pueblos. En los '70, defendió presos políticos y fundó la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. En 1981, cuando murió Balbín, asumió la conducción de la UCR.
El 30 de octubre de 1983, con Víctor Martínez como candidato a vice, se impuso con el 51,7% de los votos en la elección presidencial. Asumió el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. Tenía 56 años y la potencia política para encarar la transición de la dictadura a la democracia.
Dos días más tarde, anuló la ley militar de autoamnistía. Y el 13 ordenó el juzgamiento de las cúpulas guerrilleras y de las tres primeras juntas militares. El juicio a las juntas juzgó sólo a las cúpulas, pero la justicia federal dejó abierto el camino de otros juicios. Se intentó detenerlos con la ley de Punto Final. No resultó: en la Semana Santa de 1987 se registró la primera de las tres sublevaciones carapintadas que soportó Alfonsín. La sublevación fue derrocada, pero condicionó la continuación de los juicios. En agosto de 1987 se sancionó la ley de Obediencia Debida.
La dictadura dejó otra herencia tremenda: más de 45 mil millones de dólares de deuda externa, el 70% del PBI de entonces. La inflación era agobiante y no se detendría durante todo su gobierno; en 1989 alcanzó el 4.923%. Enfrentó 13 paros generales y tuvo una relación inestable con empresarios y banqueros.
En enero de 1989, las huestes de izquierda del Movimiento Todos por la Patria (MTP), liderado desde las sombras por el ex jefe militar del ERP, Enrique Gorriarán Merlo, intentaron copar el cuartel de la Tablada con el argumento de que impedirían así un golpe de Estado.
Ese mismo año, las elecciones de mayo le dieron la victoria al binomio peronista Carlos Menem-Eduardo Duhalde. Hacia fines de ese mes, en medio de golpes de mercado, la hiperinflación y los saqueos, Alfonsín renunció ante el Senado y anticipó la entrega del poder. Así comenzó su etapa política desde el llano.
Escribió los libros Alfonsín responde y Democracia y consenso. En 1991 renunció a la jefatura de la UCR, pero en 1993 volvió a conquistarla y selló con Menem el polémico "Pacto de Olivos", base para la reforma de la Constitución en 1994 que habilitó la reelección del riojano. Dejó la jefatura radical en 1995, pero fogoneó la constitución de la Alianza que llevó al gobierno a Fernando De la Rúa.
En 1999 superó un momento difícil por el accidente automovilístico en Río Negro que lo tuvo fuera de juego varios meses por lesiones graves.La crisis política lo volvió a convocar poco después en una alianza tácita con Duhalde. Elegido senador nacional en octubre de 2001, alineó al radicalismo para designarlo presidente en la Asamblea Legislativa, sancionar la Ley de Emergencia Económica y respaldar la llegada de Roberto Lavagna como ministro de Economía.Durante el gobierno de Néstor Kirchner, Alfonsín escribió sus memorias políticas. Viajó a distintos foros internacionales y fue reconocido nacional y mundialmente con premios y condecoraciones. Apoyó las medidas para salir de la crisis, pero criticó los métodos de conducción política de Kirchner.A principios de 2008, sus pulmones enfermaron y fue operado en los Estados Unidos. En agosto, la presidenta Cristina Kirchner lo visitó en su casa. La siguieron otros dirigentes. El 30 de septiembre pasado, su busto fue instalado en la sala de la Casa de gobierno donde mora la imagen de mármol de los Presidentes. El 30 de octubre fue el centro de los homenajes por el período de democracia más prolongado de la historia argentina.
Falleció el 31 de Marzo de 2009, a los 82 años.